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Entre el hastío y la esperanza...

Existen esos días. Esos días en que uno siente pesadas el alma y la mente, pero pesadas hasta el límite de sobrepasar el inconformismo o el arranque hacia lo agresivo, sobrepasarlos y por lo tanto, darlos por aceptados y olvidarlos. Pesadas hasta que ni siquiera el sentimiento las levanta lo más mínimo.Esos días oyes a las personas, lees cualquier cosa, miras alrededor  o realizas cualquier intento de conexión con el mundo y en ese momento, te percatas de tu déficit atencional y tu torpeza motora. Torpeza y déficit que no te dejan descifrar los códigos necesarios para esa conexión y simplemente, quedas fuera.Es el cansancio del cansancio, es el aburrirse del aburrimiento, es el hastío.

Pero también existen otros días. Días en que nuestra ignorancia ante el futuro incierto, nos hace creer que es posible algo más, que recuperamos nuestra atención y comenzamos a movernos. El movimiento puede expandirnos o retraernos, pero nuestro camino está ahí y nuestro cuerpo nos responde. Y con nuestro cuerpo en marcha, los códigos vuelven a poder descifrarse y agarramos la confianza. Confianza en que quizás, algún día, aunque no lo vivamos...

Es simplemente, la esperanza.

1 comentario

Lola -

Hasta hastiada, cómo lo explicas, poeta...